En el siglo en el que vivimos resulta impensable que un pie de una forma tan extraña haya podido constituir un símbolo de belleza para una población entera durante cientos de años.
Pero es cierto. Durante casi 10 siglos, generaciones sucesivas de mujeres chinas se sometieron a una práctica en que se les rompían y vendaban los pies para remodelarlos de manera a que tomaran una forma parecida a la de una pezuña.
Pero, ¿cuál es el origen del vendado de pies y cómo pudo llegar a representar un rasgo tan importante de la civilización china?
Todo empezó aparentemente durante la dinastía Tang (618-907). Según dice la leyenda, el emperador del sur, Li Yu, tenía una cortesana preferida, una bailarina muy hermosa. Se la hizo vendar los pies para que tomaran la forma de la luna nueva y la hizo bailar sobre una enorme flor de loto adornada con joyas. El amor que le inspiró al emperador la imagen de la bailarina con sus pies delicados provocó una ola de celos entre las demás cortesanas. Muy rápidamente, la práctica se extendió más allá de los muros del palacio, convirtiéndose en una moda tanto en el sur como en el norte de China. El origen de dicha moda le concedió el nombre de 'pies de loto' o de 'loto dorado'.
Durante el siglo 12, el vendado de pies cogió más importancia aún. A mediados del siglo 17, durante la dinastía Qing, cualquier chica que deseaba casarse debía vendarse los pies. Las únicas que no se sometían a dicha tradición eran las provenientes de familias pobres del pueblo Hakka, así como las que trabajaban en la pesca -por razones de equilibrio en el barco.
¿En qué consistía el vendado de pies?
Para resumirlo, se trataba de un proceso tanto largo como doloroso. Se practicaba en las niñas de entre 4 y 6 años, antes de que se le crecieran demasiado los pies y también porque las niñas más jóvenes no podían soportar el dolor. El proceso consistía en replegar los dedos del pie -salvo el gordo- bajo la planta, mediante un tejido de algodón que les rodeaba el pie hasta el tobillo. Durante el día, las niñas se calzaban de un botín puntiagudo, y de noche se le apretaban el vendaje.
El objetivo era de seguir rompiendo el pie para impedir su crecimiento. El proceso solía durar unos dos o tres años y se terminaba cuando el pie era puntiagudo y bastante pequeño.
¿Qué representaban los pies vendados?
Esta deformación del pie causada por el vendado significaba que el dedo gordo y el talón eran lo único en contacto con el suelo y lo que mantenía a la mujer erguida. Naturalmente, ellas desarrollaban así una forma particular de andar. No obstante, este paso era considerado “seductor”. Además, de este modo, se les crecían los músculos de las piernas y nalgas, de tal manera que dichas características relacionadas con el vendado se convirtieron en una atracción física para los hombres de aquella época.
Para ser 'lotos dorados', los pies debían ser pequeños, puntiagudos, delgados, suaves, simétricos, arqueados y perfumados. El 'loto dorado' constituía un verdadero rasgo de belleza para la sociedad de aquel momento. Este “tesoro oculto” se consideraba la parte más íntima del cuerpo de la mujer, que solo se podía tocar en la más cercana de las relaciones.
Por los impedimentos físicos que implicaba tener los pies vendados, las mujeres que los tenían no podían realizar trabajos duros. Lo que creó una brecha social: las mujeres de familias modestas que tenían que trabajar no podían vendarse los pies.
Por consiguiente, los 'pies de loto' no solo representaban un símbolo de belleza sino también una prueba de estatus social.
¿Cuándo y cómo se acabó esta larga tradición?
A partir de 1850 se empezaba a romper la aislación de China en el mundo con la llegada de misioneros y comerciantes europeos. Estos últimos expresaron rápidamente su horror con respecto a la práctica del vendado de pies. Del mismo modo, unas importantes personalidades políticas chinas de aquel período empezaron a percibir la tradición como un símbolo de atraso que impedía la modernización del país. Así, progresivamente, las voces se iban levantando contra esta práctica, incluyendo las de chinos que volvían a China después de haberse ido al extranjero a estudiar. Este movimiento contra el vendado de pies alcanzó su punto de culminación a finales del siglo 20.
Sin embargo, de la misma manera que el proceso de vendado empezó con llantos y dolor para las mujeres, se terminó igual: el fin de la “moda” de los pies vendados significó que muchas mujeres se encontraron de repente sin marido. Además, si se le veían los 'pies de loto' representaba para ellas una humillación.
Se prohibió oficialmente la tradición en 1911, aunque siguió practicándose en las zonas más rurales de China hasta alrededor de los años 1940.
Hoy en día, siguen vivas unas pocas mujeres que fueron sometidas al vendado de los pies en el siglo 20. Durante la última década, una fotógrafa británica, Jo Farrell, ha tenido la suerte de conocer a algunas de estas mujeres y aprovechó la ocasión para, a través de sus fotografías, grabar en la memoria el recuerdo de esta tradición que dominó la cultura china durante casi 10 siglos.
Hacer clic aquí para acceder a las fotos de Jo Farrell.
Si bien nos extrañe a todos, el vendado de pies no es más que otra forma de modificar el cuerpo para adherirse a una percepción particular de la belleza propia de una cultura. En realidad, esta práctica no es tan distinta a la del botox, el aumento mamario, la extirpación de costillas o los tatuajes por ejemplo. Se tratan también de tipos de alteración de la forma natural del cuerpo humano (en su mayoría practicados por mujeres) que son tan comunes dentro del mundo de las celebridades en nuestra sociedad actual que se han convertido también en elementos característicos de una llamada “perfección”, "belleza”.
作者: Virginia Gegg